lunes, 26 de mayo de 2008

Mamá, quiero ser PROFESIONAL.

El Ser Humano es un bicho raro en muchos aspectos y quizá dedique varias entregas en analizar algunas de sus peculiaridades.
Hoy quiero comentar esa necesidad inexplicable por el trabajador medio de aparentar profesionalidad en su entorno laboral.
Porque claro, “ser profesional” es algo tan abstracto o ambiguo que en cada empresa o país puede asociarse a cosas muy diferentes.
En Alemania por ejemplo, todos muestran estar muy pero que muy ocupados durante lo que tiene que parecer una durísima e intensísima jornada de trabajo. A las 4 y media de la tarde, eso sí, están saliendo por la puerta.
En China andan correteando de aquí para allá muy nerviosos y hablando muy deprisa, para que se vea que no tienen ni un segundo ni para respirar.
En España, en cambio, se lleva mucho lo de estar 2, 3 o 4 horas más allá del final de tu jornada, demostrando con tu nivel de implicación y entrega con tu empresa el gran profesional que eres.
Lo importante no es ser profesional de verdad, sino parecerlo; y para ello nada mejor que seguir a rajatabla las 3 LEYES DEL BUEN PROFESIONAL:

1.- JAMÁS RENUNCIES A UN MOMENTO DE ESPARCIMIENTO Y RECUPÉRALO SIEMPRE A PARTIR DE LAS 8 DE LA TARDE. Antes muertos que dejar pasar el cafecito de las 10 o el tentempié de las 12, pero luego, hay que darlo todo hasta más allá de las 8. Ahí es cuando un verdadero profesional rinde a tope, sí señor.

2.- MANEJA EL “POWERPOIN” CON VIRTUOSISMO Y PRESTEZA. A la hora de impresionar a un cliente, colaborador o cualquier agente externo a tu realidad de cafés a las 10 y de horas extras, no hay nada como un impecable Powerpoint. Cuantas más diapositivas haya y más elaboradas estén, más claro dejaras quién controla en tu empresa.
– ¿Has visto qué Powerpoint se ha currado el Carlitos?
– ¡Ah, sí! Es todo un profesional

Es definitivo.

3.- DOMINA LAS CARAS DE PÓKER, DE PREOCUPACIÓN DESAPROBADORA Y DE ANGUSTIA VITAL. Lo seria que se pone la gente, y ese gesto de preocupación ante problemas tan baladíes, me deja estupefacto. En cambio, es así el rol que todo buen empleado con esperanzas de promocionar internamente debe adoptar.
- Carlitos, ¿¡Cómo es posible que no esté ya preparado el informe de resultados trimestrales de consumos internos!? (Esto lo podría estar diciendo cualquiera de los personajes de la empresa no necesariamente por encima jerárquicamente de su puesto, pero eso sí, esgrimiendo implacable la CARA DE PREOCUPACIÓN DESAPROBADORA).
Por su parte, hábilmente, Carlitos defiende su honra con la CARA DE POKER, mientras responde impasible una mezcla de tecnicismos indescifrables, excusas convincentes y razones incontestables, mientras piensa cosas parecidas a: “¿Pero qué narices le importa a nadie el informe de resultados trimestrales de consumos internos?, ¿Por qué se está poniendo rojo?, Esos ojos un día van a saltar de sus órbitas y hacer daño a alguien. Podría sacar un ojo a alguien… con su ojo. Ojo por Ojo….” –Y más o menos en ese momento otro grito saca a Carlitos de su hilo de profundos pensamientos. Es el jefe. La estrategia cambia. CARA DE ANGUSTIA VITAL. El informe es la cosa más importante de tu vida. La batalla ya está perdida, así que ahora lo único importante es salvar tu profesionalidad dando a entender lo estresado que estás, lo agobiante que es tu trabajo y a pesar de eso, cuán responsable eres sacando todo adelante sea como sea. – ¿El informe? En dos horas lo tienes.

Hay un sinnúmero de estrategias para aplacar esa ansia del empleado del mundo empresarial por dejar claro lo profesional que se es, pero sin duda, con estas tres leyes básicas se puede llegar muy lejos en este país.

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