lunes, 5 de marzo de 2012

Nueces de Macadamia (9 de diciembre de 2007)

Sólo hay una cosa que hace a todos los días iguales. Y no es otra cosa que ese ingrediente misterioso que los hace a todos implacablemente diferentes. Ese sazonador que a veces, disimuladamente, les va dando un giro casi subliminal, y que en otras ocasiones te golpea violentamente para despertarte del letargo de la rutina, del relajante y cómodo pasar del tiempo.
El día 6 fue uno de éstos, de los que te desperezan, de los que te hacen mirar hacia atrás para revisar el camino recorrido. Y ver a lo que te ha llevado la vida hasta ahora. Tus logros, tus decepciones, tus sueños incumplidos, tus tropezones, y tus grandes victorias. Porque eso que observamos de lejos ha sido todo y ha sido nada. Las ondas de tus acciones aun rebotan por los alrededores y se alejan sin saber bien a quien o dónde acabarán llegando. Pero el paso sigue su ritmo y es obligado volver la vista al frente, apretar los dientes y mirar a los ojos a esta vida llena de reflejos en el agua, danzas de 7 velos y nueces de macadamia.

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